El líder de la formación neonazi Amanecer Dorado, Nikos Mijaliliakos |
Ayer se celebraban
elecciones en Francia y Grecia. En el país vecino se ha vivido un vuelco
electoral por parte de los socialistas, retomando el poder tras diecisiete
años. Los griegos no han corrido tanta suerte, y el Parlamento se encuentra más
fraccionado que nunca. Mala noticia para los helenos, pues la situación ya es
muy crítica para que se ahonde en unos resultados muy perjudiciales para
combatir estos malos momentos.
Sin embargo, quien ha
ganado es estos dos países han sido los extremos, tanto de un lado como de otro.
Comunistas, radicales de izquierdas, de derechas y neonazis están consiguiendo
unos resultados históricos, nunca visto desde hace décadas. Y todo provocado
por una crisis social y económica que los grandes partidos de los distintos
países europeos no están sabiendo afrontar de la mejor manera. Es verdad que
este negro panorama está pudiendo con todos los gobiernos, salvo en Andalucía,
pero la oposición que ocupa el sillón de mando tras unas elecciones no está
cumpliendo con las expectativas deseadas.
Ya es hora de que
Europa reflexione y actúe en consecuencia. No puede permitirse que ocurra lo mismo que en Francia, donde el electorado de Le Pen, es decir, la extrema
derecha tenga en su mano el poder de
elegir quien gobierna. O en Grecia, donde un partido político que va a tener
representación en el parlamento ha decidido celebrar la victoria sembrando el
miedo entre los habitantes griegos, insultando a los inmigrantes y protagonizando
escenas en blanco y negro. Si no se pone freno a esto, lo de ayer puede ser una
broma de mal gusto con lo que nos espera en un futuro no muy lejano. El
extremismo ya pescó en río revuelto hace unas décadas, desembocando en una
guerra mundial, espero que no seamos tan torpes de tropezar tres veces con la
misma piedra.
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