España se gana el castigo

Llegaban España y Francia al partido de anoche en situaciones inversas aunque con los mismos puntos en la clasificación para el Mundial 2014 de Brasil y con la sensación mayoritaria de una victoria fácil para los de Vicente Del Bosque que les diera un colchón de tranquilidad de cara al partido en Francia,allá por Marzo. Nada de eso ocurrió anoche en el Vicente Calderón.
El partido se inició como cabía esperar y España dominaba balón y ocasiones que se sucedian una detrás de otra. Pero pronto empezó a torcerse la noche cuando a los 10 minutos Daivid Silva, de los más incisivos por el costado izquierdo junto con Iniesta y Jordi Alba, se marchó lesionado del campo. Mal augurio.

La Roja celebra el gol de Sergio Ramos

Pese a todo, la Selección siguió a lo suyo: tocar, mandar, asociarse, buscar los espacios libres y el fútbol combinativo, bello y efectivo que lleva un lustro maravillando al mundo. Asi, el gol era cuestión de tiempo. Córner botado por Xavi Hernández y Sergio Ramos (el único en el equipo que podría rematar por arriba) cabeceó libre de marcaje en el área. El balón se estrelló en el palo y mientras el sevillano se lamentaba Pedrito, listo y eléctrico, como siempre, recogió el rechace para volver a ponerla al corazón del área, donde un defectuoso despeje de Lloris permitió al de Camas poner el 1-0 en el marcador. Se hacía justicia. Pudo incluso sentenciar España con un penalti fallado por Cesc y forzado de nuevo por Pedrito. España seguía dominando y creando ocasiones, como una doble de Cesc y Pedrito tras fabuloso pase picado de Xavi que salvó magistralmente Lloris. Así transcurrió la primera parte. De Francia no hubo noicias hasta el minuto 35 cuando a Menez le anularon un gol, en apariencia legal, y Benzemá, un fantasma hasta ese momento, disparó cruzado buscando el ángulo inferior derecho de la portería de Casillas. Lo que encontró fue la magnífica respuesta del capitán español y éste la ovación del Calderón: "Iker, Iker, Iker...". De los de Deschamps no había casi noticias. Benzema era un fantasma y Ribery un alma en pena.

Benzema intenta regatear a Casilllas sin éxito

Pero todo cambió en el segundo período. Y más con la lesión de Arbeloa en el minuto 50, lo que dio paso a Juanfran, extremo diestro reconvertido a lateral que se las tuvo que ver con Ribery. El desastre por ese lado estaba cantado. Pero no fue sólo ese el aspecto diferencial que lo cambió todo. Deschamps, estratega digno de Napoleón (bajito, feo, pero condenadamente listo) vió que necesitaba explotar aquel lado y sacó a Valbuena, lo más parecido que en Francia tienen a Iniesta (salvando las enormes distancias). Pero lo importante para los galos fue que Ribery y Benzema ya no estaban sólos en el océano. Valbuena fue su balsa. Alguien con quien poder asociarse en busca de las ocasiones (y el tiempo) perdido. España sangraba por la diestra y los franceses, con Benzemá y Ribery a los mandos, tocaron a arrebato.
España, por su parte, perdió el balón, el fútbol que nos hace respetados, admirados y temidos a un tiempo. Y perdimos todo eso, debido a los infortunios en lesiones y al cansancio físico, admitámoslo. Al perder nuestra esencia, lo que somos, el rival se dio cuenta de que. sin balón, somos un equipo más con muchas bajas en la zona defensiva. Iniesta desapareció, Cesc no vino a asociarse, Alonso no podía pararlos a todos y Xavi no sujetó el partido como debía.

Francia celebra el empate

Así, los de Deschamps aprovecharon la `pájara´ española para ir asediando poco a poco el fuerte, siempre por el flanco derecho español. Primero fue Benzemá el que se plantó solo ante Casilas aunque no supo regatearle. Después fue el propio delantero madridista el que le puso un balón preciso a Sissoko que lo dejó sólo, pero el centrocampista galo la madó a las nubes. Y posteriormente fue Ribery el que probó fortuna con un disparo cruzado que se marchó muy cerca del palo izquierdo de la portería de Casillas.
Del Bosque percibió el problema. Cierto es que le lastraban los dos cambios tempraneros por lesión, pero en su bondad quiso premiar a Torres por su vuelta a casa tras cinco años. No procedía. El del Chelsea es un delantero aceptable pero la solución pasaba por apuntalar el centro del campo con Javi Martínez. No lo hizo y bien que lo lamentamos.
No obstante, el partido parecía ganado, pese a todo lo sufrido. Pasaban diez segundos de los tres minutos de prolongación cuando Juanfran dcidió extralimitarse en sus funciones. En lugar de ceder al portero para iniciar jugada (y para que el colegiado alemán señalara el final) quiso demostrar que es mejor de lo que realmente es y todos lo lamentamos. Perdió el balón en zona prohibida y Francia lanzó su último ataque: Ribery la puso y Giroud se llevó la gloria. La responsabilidad del gol encajado es de Juanfran pero el empate es consecuencia de todo el equipo. Y el empate no fue injusto. Ahora toca ir a Francia a ganar. No sabemos jugar a otra cosa. Pese a la segunda pare de ayer. Es eso o la repesca.