2012-03-22

El Madrid se desquicia



"Jugamos igual con 10 puntos de ventaja, que con ocho o seis". Eso dijo Aitor Karanka antes del partido contra el Villarreal (después del encuentro no habló nadie en medio de esa autocombustión en la que Mourinho envuelve al Madrid de cuando en cuando) y se notó que era una falacia. No creía en lo que decía, no podía hacerlo. El vasco ha sido futbolista y sabe reconocer perfectamente cuando un equipo se encuentra en un bache, ya sea físico, psicológico o mezcla de ambos. Y los blancos están en medio de un socavón profundo. Su rival ya no es el Barça, enemigo ya de por sí temible, su rival es la falta de confianza. Y de físico.

Marcos Senna celebra su gol de falta que empataba el partido
El Madrid saltó al campo rival con dos mochilas a la espalda demasiado pesadas: una eran los escasos 5 puntos que le separaban de su máximo perseguidor y rival. Y pesadilla, pensarán en la ciudad condal, decididos a volver a pelear por un título que sabían perdido. El otro gran peso que no pudieron levantar ayer los hombres de Jose Mourinho fue la absurda alineación inicial que puso en liza ayer el técnico portugués.
De entrada, el portugués saltó al Madrigal con un trivote en mediocampo compuesto por Lass-Xabi-Khedira. No insistiré más en la inoperancia del francés y del germano para crear fútbol para no resultar reiterativo. Lo peor para los blancos es que empieza a notarse el cansancio excesivo a Xabi Alonso. Es el único jugador sin sustituto natural y su equipo lo acusa. Le vendrá bien no jugar la ida de Champions contra el Appoel. No tanto a su equipo que sin el tolosarra juega sin el faro que dirige la luz hacia donde más conviene. Pero ya de entrada el hecho de salir con 3 medios de corte defensivo (Xabi hace las dos cosas: robar y distribuir) denota miedo. Lo vieron los jugadores del Villarreal y lo que fue peor para los blancos: los jugadores se percataron del miedo de su entrenador. Y se contagiaron, claro.

Mourinho aplaude irónicamente al árbitro: acabó expulsado
El equipo salió timorato, como con miedo a perder. O a no ganar. Que para los dos grandes viene a ser lo mismo en una liga que dominan de cabo a rabo. Los blancos no encontraban soluciones con las que penetrar en el gran entramado defensivo dispuesto por Lotina, quien hizo un gran trabajo de recuperación (anímica, especialmente) de su equipo. Los amarillos, por su parte, solo podían salir con balones largos de Senna a la espalda de Arbeloa. Aún así, Nilmar, horrible durante toda la temporada, fue objeto de dos penaltis que bien pudieron poner un 2-0 en el marcador antes del descanso. Un resultado que podría ser más abultado si los disparos desde la frontal de Cani o Senna hubieran ido unos 5 centímetros más centrados. Todo ello sin Lass en el campo.
Mourinho dándose cuenta del nefasto planteamiento inicial, recompuso el equipo. Sacó al francés del campo en el minuto 25 (ya tenía una amarilla el galo, por cierto) y metió a Callejón, en busca de una mayor profundidad. El esforzado canterano se lesionó tras un alevoso pisotón de Bruno que el colegiado ni si quiera sancionó. Pero el equipo mejoró algo el tono general: ya jugaba en campo del Villarreal, e incluso tuvo 3 acciones de peligro. uan falta escorada que atrapó bien Diego López, un tiro de Benzemá que salió desviado y un remate de cabeza de Pepe que sacó Zapata bajo palos.

Cristiano haciendo el gesto de robar

Tras el descanso, los blancos salieron sin Callejón. En su lugar entró Altintop, un hombre que ha vivido en el ostracismo esta temporada pero que fue titular en la ida de Copa del Rey contra el Barça y ayer volvió a contar para Mourinho. Hay cosas del entrenador portugués que sigo sin comprender. Como tampoco la obsesión de recluir a Ozil en una banda, ya no apra meter en la media punta a Kaká, sino para poner el famoso trivote. 
Pero en estas que Cristiano que, este año sí se está erigiendo en el líder del equipo en el campo, decidió que ya estaba bien la broma. Agarró el balón en su banda, avanzó unos metros y buscó un amigo con quien asociarse. ¿A quién encontró? ¿Con quién jugó cuando se vio rodeado de amarillos?¿Con Khedira? ¿Con Lass? No, si quería que de la jugada saliera algo productivo. Buscó a Ozil cuyo segundo apellido debería ser calidad, visión de juego, técnica o algo similar. Cristiano le cedió el balón que el alemán le devolvió en forma de regalo. Como es detallista, el alemán, además le puso el lazito con un Felicidades Cristiano. El alemán, sin girarse, sin tomarse ni un respiro le devolvió la pared de tacón en jugada de clase magistral. Min.62 y los blancos por delante. Demasiado tiempo para caminar sobre el alambre. Al final, el funambulista miedoso, acabó por caer.
Tras unos minutos en los que no pasó absolutamente nada el Villarreal se estiró merced a los cambios de Lotina: De Guzmán y Camuñas al campo. Así, en un balón dividido en la frontal del área merengue Altintop en pugna con Camuñas rebañó el balón y el colegiado Paradas Romero (cuya actuación analizaré en un post aparte, es lo que tiene equivocarse tanto en tan poco tiempo) pitó juego peligroso. Minuto 82 y Marcos Senna al lanzamiento. Peligro. Falta al palo del portero y Casillas que esta vez si puede hacer algo más, pero tampoco en esta ocasión logra salvar a su equipo. Después sobrevino toda la tángana posterior: Ramos expulsado por doble amarilla, Ozil también por aplaudir una decisión del colegiado, Mourinho y Rui Faría también camino de las duchas antes de tiempo, al igual que Pepe en los vestuarios por insultos y el Madrid que se deja otros dos puntos en su lucha por intentar escapar del Barça. Septimana horribilis para los blancos. La liga está más viva que nunca aunque algunos no quieran reconocerlo. 
Por no hablar de la espantada de Mou y Karanka que no se dignaron ni a aparecer por la sala de prensa hundiendo un poco más la imagen del equipo blanco bastante deteriorada, en especial en el último año y medio. Los blancos han entrado en u estado de crispación que recuerda al desvanecimiento que sufrió el Madrid de Queiroz hace 8 años. Al ex ayudante de Ferguson se le fue la situación de las manos. No tenía carácter. A Mourinho no parece que vaya a pasarle eso, pero con sus actuaciones viscerales descentra a los suyos. Los envuelve en una vorágine autodestructiva que no les reporta nada bueno. A lo mejor es el momento de lo que Rijkaaard llamó autogestión: momento de que los jugadores se liberen de las ataduras de su técnico y sean ellos mismos, tanto en el césped como fuera de él. Pero en la casa blanca alguien debe parar ese desquiciamiento generalizado que parece haberse instalado ahora mismo. Y pasado mañana la Real llega a Chamartín a pescar en río revuelto. Pintan bastos.

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