Sólo hay que ver la
cara del ministro Montoro cuando salió ayer al balcón con Arenas y compañía
después de conocer los resultados electorales con el fin de saludar a los
simpatizantes del partido. El PP había ganado por primera vez en la historia en
esta comunidad, pero con un resultado agridulce. El PSOE conseguía 47 escaños
frente a los 50 de los populares, estos muy lejos de la mayoría absoluta y con
solo cuarenta mil votos más que los socialistas. Sí, ha ganado pero muy por
debajo de lo que decían las encuestas y de las expectativas que se esperaban.
Arenas saluda a simpatizantes tras conocer los resultados electorales |
Mientras Arenas daba un
buen discurso, Griñán se convertía en el perdedor más feliz de la historia.
Nunca una derrota había sabido tan bien. Y todo porque ha acertado en varías
cosas. Primero, en cambiar la fecha de las elecciones a la autonomía con las
generales del pasado año. Segundo, la campaña volcada en el miedo y señalar al
PP como la extrema derecha que va a devorar todos los derechos de los
andaluces, ya sean económicos o sociales, ha calado en el electorado de
izquierdas, votando a su propio partido o a IU, es decir, a cosas muy
parecidas. Tercero, esquivar los casos de corrupción con las políticas que está
llevando a cabo Rajoy ha sido todo un éxito. Por eso muchos se preguntan que
tiene que hacer la izquierda para que no les voten.
Sin embargo, el PP ha
tenido varios fallos. Para empezar, no pueden permitir que los socialistas
sigan manipulando la realidad con una habilidad asombrosa pero efectiva. Lo de
Canal Sur y sus supuestos errores manchando a la derecha de este país roza lo
delictivo. Pero Arenas, influido por el gurú Arriola, es todo blandiblú,
tragando sapos y culebras. Aguantando a unos personajes que llevan robando
durante treinta años a los andaluces pero, gracias a su potente maquinaria de
mentir, desvirtúan los hechos a su favor. No haber ido al debate de la
televisión autonómica fue un fallo, porque das síntomas de cobardía, aunque
tuviera argumentos de peso. Por eso, y no haber sabido motivar lo suficiente a
sus electores, se calcula que el 21,5% que voto al PP no ha introducido el
sobre en la urna, no se ha llegado a esa mayoría para producirse el cambio que
se necesita en Andalucía. Esta es la clave, una abstención que los ha
perjudicado, privando de unos resultados tan buenos como necesarios en estos
momentos.
Griñán deposita su voto. Es, sin duda, el perdedor más feliz |
Andalucía se ha convertido
en un símbolo para la izquierda en general y el PSOE en particular. No creo que
la reforma laboral del gobierno haya sido determinante en las elecciones
andaluzas. Pero el resultado de éstas sí que van afectar a la huelga general
del jueves que viene de manera positiva para los sindicatos. Están crecidos,
como lo demuestra Cayo Lara, diciendo que Andalucía “ha dicho no a la
corrupción y al paro”. Este personaje tiene un problema. O no está bien de la
cabeza, o toma a los españoles y a los andaluces por deficientes mentales. Hay
que tener muchos bemoles para afirmar estas cosas cuando Andalucía es la región
con más paro del país y se está investigando una trama de corrupción que se eleva
a más de mil doscientos millones de euros, donde su partido también está metido
en el ajo. Golfos como este sujeto, por desgracia, abundan. Y lo peor de todo
que los resultados de ayer les da esa energía y luego pasa éstas cosas.
El PP debe reflexionar,
hacer examen de conciencia, analizar la situación y ver todas las variantes del
por qué han ganado y perdido a la misma vez en las elecciones celebradas ayer en
Andalucía.
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