2012-02-29

Un invierno con buen tiempo



Si queremos recordar un invierno tan seco como el que estamos padeciendo debemos rescatar las imágenes en blanco y negro. Según los datos que ofrece la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), desde los años cuarenta no sucedía algo parecido en España. Todo un castigo para los agricultores que miran con desespero las nubes pasar y el campo secar. Tanto es así que, en mi corta vida, es la primera vez que se suceden estos meses sin ver las montañas de Gredos con un ápice de blancura que decore el bello paisaje del sistema central. El famoso anticiclón de las Azores ha cerrado la puerta al agua a cal y canto, como si una invisible barrera prohibiese las gotas de lluvia en la península. Desde que Zapatero dejó la Moncloa y tiene como nuevo trabajo contar las nubes, una especie de casualidad maldita nos está privando de un bien tan necesario como es el agua. Esperemos que no tenga nada que ver una cosa con la otra.

El anticiclón de las Azores ha cerrado la puerta al agua, pero se dejó la ventana abierta, permitiendo que se colará el incomodo y frío aire de Siberia. Es el único elemento acorde con el tiempo que, en teoría, debería hacer. Por eso las calles han estado desiertas. Solo por obligación las gentes se atrevían a pisar el asfalto con sensaciones térmicas más propias de otros lugares de centro y este de Europa. Pero, desde que el viento congelador y seco nos ha abandonado, la cosa ha cambiado. Tanto, que ya está la izquierda donde más le gusta, en la calle, con la pancarta y el vocerío. Hace unas semanas, con los termómetros negativos, solo se hablaba en asambleas, bares u otros espacios acomodados, con calefacción, estufas… Ahora, con el calorcito, con esta sensación primaveral en pleno febrero, les ha faltado poco para poblar los siticos públicos y protestar contra el PP.

Manifestantes en Barcelona destrozando una sucursal bancaria esta mañana

Es muy poco creíble si defienden que han dejado un par de meses al gobierno de Mariano Rajoy de margen antes de convocar manifestaciones. No hay otra  explicación salvo el frío. Este giliprogresismo se ha vuelto tan cómodo que no es capaz de desafiar las condiciones climatológicas para arengar a sus masas y hacer la política de la calle. Algunos hablaban de esperar cien días. Nadie tenía previsto estos 20 grados que la naturaleza está brindando a la izquierda. ¿Para qué esperar? La educación, sanidad o la reforma laboral necesitan de un eslogan, un grito de guerra para ser defendido por sus fieles escuderos, como los sindicatos, socialistas, izquierdistas o anarquistas. Sí, anarquistas, aunque no sepamos muy bien que pintan estos últimos, junto con los antisistemas, en estas manifas.

Ha tenido que venir el buen tiempo al invierno para llamar a las masas. Si hubiera intención de pasar un mal rato, lo hubieran hecho. No tiene mucho sentido protestar por la falta de combustible en un instituto de Valencia cuando hace un mes estábamos bajo cero por una ola de frío y no se oía nada, salvo el tintineo de los dientes por el tembleque del cuerpo para entrar en calor, mientras que ahora nos paseamos en manga corta. O que un colegio público de un pueblo de Almería lleve siete años sin calefacción. Vale que esta zona andaluza sea la más seca de la península, pero en tanto tiempo algún día se habrá tenido la sensación de poco calor. A lo mejor está demanda responde a los incidentes de hoy, de la quema de contenedores y de un coche en Barcelona. O que estos chicos y la policía se calienten a hostias en la ciudad valenciana, dejando seis y once heridos respectivamente. Eso sí, seguro que hoy, 29 de febrero, se hubiera anunciado lluvia, nieve, viento y frío nada de esto hubiera pasado. Pero, como hace buen tiempo en invierno, en vez de estar sentado en una terraza tomando algo porque no tenemos ni un duro, a la calle a protestar contra el PP, que sale más barato, aunque los destrozos los tendremos que pagar con nuestros impuestos. 

2 comentarios:

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  2. ¿Pocas protestas? Ya te lo he dicho, por el frío siberiano, porque la izquierda de este país se ha acomodado muy bien y no sale a la calle salvo que haga buen tiempo.

    La situación en España es insostenible. Es verdad, pero el responsable ha sido un presidente del gobierno llamado Zapatero que cogió el país con superávit y lo deja con un déficit que, en un principio, dijeron que era del 6%, pero resulta que estos si que han mentido, y la cifra es del 8,51%.

    Lo que sí es demagogia es aprovecharse del peor drama que estamos padeciendo ahora mismo, el paro, agitando a las masas y hacer política en la calle, quemando contenedores y alterando el orden público, porque de forma civilizada la izquierda no sabe hacer política, y menos ahora con una amplia mayoría del PP.

    Si esto no es así, ¿donde estaba la gente hace tres meses, cuándo todavía gobernaba el PSOE?

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