Tendría
que estar estudiando, pero no me he podido resistir en dedicar unas líneas a la
mascota de la izquierda, al señor Baltasar Garzón. Le llamaremos señor por
cortesía, pero no por méritos propios. Como todos sabemos, a este juez se le
está juzgando por prevaricación, es decir, por hacer mal sus deberes a
sabiendas. Pero no se le acusa de un delito, sino de tres. Las escuchas
ilegales en el “Caso Gürtel”, el dinero de su amigo Botín por los cursos de EE
UU y la instrucción de la causa por las
desapariciones del Franquismo.
No
hace falta explicar cada caso porque ya lo sabemos. Solo me quiero centrar en
toda la farándula y efectos mediáticos que están rodeando a este señor. Lo que
más gracia hace de todo esto son sus declaraciones de ayer. “Los jueces no
estamos para ideologías. Cada uno tendrá la suya pero aquí no había ideologías;
había cientos de miles y miles de víctimas que no habían sido atendidas en sus
derechos”. Y se queda tan ancho, incluso más de lo que está. Y de su
comparación con los Nazis, por respeto a los judíos y a todas las víctimas de
la II Guerra Mundial, ni lo mencionamos.
Abrazo de Jose Bono y Baltasar Garzón ante los periodistas
Para empezar, este señor fue elegido diputado por el PSOE en 1993. Cuándo Felipe González no le dio lo que el juez – político pretendía, ser ministro, se apartó de la política, sacó de su famoso cajón papeles, de forma revanchista, para llevar el “Caso Gal”, acusar a José Barrionuevo, entonces Ministro de Interior del PSOE, de la guerra sucia contra el terrorismo, siendo clave todo esto en la derrota socialista de 1996. Y ahora nos viene Garzón y nos dice que no hay ideología cuando él ha militado en un partido político, el partido que nos ha llevado a la ruina.
Podrá
engañar a todos aquellos pobrecitos que le siguen incondicionalmente. Podrá
mentir una y otra vez haciendo creer que se le juzga porque el franquismo es
intocable. Podrá reunir a todos los giliprogres rojos de salón y visa oro con
las cámaras de sus medios de comunicación más preciados, banderas republicanas
en mano y con las típicas chapas del “No a la guerra”. Podrá tener a su favor a
Chacón, Llamazares, los artistas de la ceja, sindicalistas y demás chupópteros
del dinero público, de nuestro dinero ganado honradamente. Pero lo que no puede
es conseguir sus pretensiones. Ya está bien de que este personaje mediático
utilice la justicia a su antojo para sus intereses personales, todo lo
contrario de lo debe de ser un buen juez.
La
izquierda, teniendo a Garzón como el salvador de la justicia, se vuelve a
superar a sí misma. Tener como ídolo a un personaje que está siendo juzgado por
tres causas de prevaricación, que se ha aprovechado de la justicia por sus
delirios de gran político, capitán de las causas perdidas y héroe de los
izquierdistas más trasnochados, rancios, rencorosos, extremistas y ridículos
que este país haya visto en años, es penoso. Luego se preguntarán porque
pierden elecciones. Entre otras cosas, por tener mascotas como Garzón.
Los "jóvenes" seguidores del juez en una manifestación a su favor |
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