Navidad, esa época mágica del año que a la mayoría nos inyecta el corazón y el espíritu de buenas intenciones. En lo que se refiere al deporte,especialmente en el fútbol, es momento de reflexión debido al parón navideño. No ocurre así, por ejemplo, en Inglaterra, donde se aprovechan las vacaciones para que los más pequeños disfruten junto a sus padres y familiares del fútbol.
Decía que es momento de reflexión sobre los pasos dados hasta el momento. De analizar la situación de los equipos en las competiciones y de observar, planear y decidir qué camino seguir a partir de entonces. Algunos, han iniciado un camino sin retorno. Es el caso del Atlético, con Diego Pablo El Cholo Simeone, como flamante nuevo técnico que aterriza en el equipo de la ribera del Manzanares con el objetivo, según el director deportivo rojiblanco, J. L. Pérez Caminero, de entrar "entre los cuatro primeros".
No lo tendrá fácil el argentino para conseguirlo. Se encontrará un equipo desmotivado, que juega sin alma (y sin centro del campo) y cuyos destellos de Diego y Arda, junto con las ganas de Adrián y el empuje de Falcao es prácticamente lo único salvable del otrora tercer grande de España. Eliminados a las primeras de cambio de la Copa del Rey por un 2ºB (el Albacete es 5º clasificado en el grupo I de la 2º B que lidera el Castilla), clasificados para dieciseisavos de la Europa League y 10º en liga, los rojiblancos deberán fiarlo todo a la segunda competición europea si quieren saborear las mieles del triunfo esta temporada.
El hecho de que Simeone firme lo que resta de temporada y otra más puede entenderse como algo positivo en un intento de los dirigentes de dar confianza al nuevo técnico (y otra mampara ante la que protegerse) o como algo perjudicial si el Cholo no se hace con el grupo, si no es capaz de darle esa identidad que pretende: "Vine a demostrar que puedo competir en otra liga. Me gusta que mis equipos sean cortos, ofensivos y agresivos futbolísticamente".
Para ello, el Cholo tendrá que solucionar el mediocentro atlético. Debe encontrar dos futbolistas que sean aguerridos, que sepan sacar la pelota jugada con dignidad y que enlacen bien con Diego, de manera que el 4-2-3-1 que pretende el argentino no se convierta siempre en un 4-2-4. Así, Diego tendrá que pegarse a los mediocentros, los interiores (Adrián y Arda, en teoría) deberán baja a recibir y al mismo tiempo presionar muy arriba, de manera que Falcao no vuelva a ser Robinson Crusoe. El colombiano no sabe subsistir sólo. Necesita que alguien le surta de balones, ya sean al hueco o en centros desde los costados. Pero no puede fabricarse el mismo la ocasión. No es el Kun. Si lo consigue, quizá el Atlético pueda empezar a rearmarse moralmente y futbolísticamente. El rearme institucional llevará más tiempo. Y más berrinches, me temo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario