2012-02-25

Sinde: guionista, ministra, feminista, “historialista”




El año pasado, casi por estas fechas, saltaba la celebrada polémica sobre el Diccionario de biografías elaborado por la Real Academia de Historia, acusada de mostrar informaciones sesgadas sobre algunos personajes históricos recientes. Y digo celebrada, porque en medio de la desagradable polémica, la entonces ministra de cultura,  Ángeles González Sinde, aprovechaba la ocasión para colar su proclama feminista: “Confío en que haya más presencia de mujeres protagonistas de la Historia y en que se revisen esos conceptos, que no parecen desde luego muy contemporáneos “

Por supuesto que la esencia de la polémica era un tema enojoso, más propio de otra época; por ejemplo,  el encargado de redactar la biografía de Francisco Franco se empeñó en cebar de eufemismos la definición de su régimen con la malsana intención de evitar usar la palabra dictadura. No se entiende el enmarañamiento, Franco fue un dictador y no de los pacíficos, cualquier racanería en clarificar este concepto se intuía superada. En lo que respecta a la II Republica ocurría otro tanto de lo mismo,  la desafortunada elección de algunos historiadores, tenidos por críticos con dicho periodo, no se comprende a sabiendas de que Paul Preston,  autor –más o menos imparcial-  de algunos de los más titánicos y completos trabajos sobre la guerra civil y sus preámbulos, no aportó ni una sola frase a la obra.

En cualquier caso, la polémica empañó toda la información publicada sobre un diccionario que, salvando la problemática que cabía esperar de lo relacionado con el siglo XX, estaba llamada a ser un documento histórico a la altura del prestigioso Diccionario Biográfico de Oxford.  Autores de estima internacional y una década de trabajo eran  prometedores avales para una obra anhelada durante siglos,  que unos pocos autores –de entre 5000- echaron al traste. A razón de la ocasión perdida –en extraviar ventajas, España es maestra- resulta difícil entender que algunas personas pudieran sacar tanta renta de un descalabro cultural, con la ministra de cultura a la cabeza.

Ángeles González Sinde, reputada “experta” en  la industria cinematográfica –que no en el cine-, “enteradilla” de la industria musical y “cardo borriquero” en lo que respecta a la alta cultura –con el permiso de su licenciatura en filología clásica de la que aun no ha hecho gala-, cuando se topó con el asunto, del que presumiblemente no tenia conocimientos más allá de los que leyera aquella mañana en el diario Público, decidió invocar al maniatado fantasma del feminismo. Si, primero salió al paso de la disputa cuasi medieval, del que existía una crítica casi unánime, luego resolvió ensañarse en los pormenores. Los de la academia de historia son fachas y machistas vino a resumir.  

La ministra criticaba que de más de 40.000 personajes solo se incluyeran un 8 % dedicado a mujeres. Es decir, de toda la historia de España solo unas 3.200 mujeres merecen ser reseñadas. Aunque en teoría la cifra parece algo minúscula, por desgracia hasta el siglo XX  -y en España hasta bien entrado- el mundo ha estado protagonizado y gobernado, casi en exclusiva, por personajes varones, salvando a algunas prominentes mujeres de la realeza y la nobleza.  La ministra  pedía una corrección, demandaba que se incluyeran más mujeres, ¿Y eso como se hace? ¿Inventamos personajes femeninos? ¿Quitamos a importantes masculinos para incluir a  secundarias femeninas? Si teniendo en cuenta que conforme nos acercamos al siglo XX es previsible un aumento de personajes femeninos, ¿damos prioridad a personajes de épocas más “feministas”? Una completa estupidez.
Ángeles Gonzalez Sinde, colocada en el ministerio para sacar adelante una ley antipirateria que agradara a la correspondiente industria, se mostró incapaz en muchos asuntos alejados de su reducido campo.  

Las declaraciones de Sinde aparecieron en los medios acompañadas por unas afirmaciones pronunciadas, supuestamente, por John Elliot –el imprescindible hispanista experto en el Siglo de Oro- que también resaltaba la reducida cifra de mujeres insertadas. Aunque he buscado sus declaraciones originales no he dado con referencias más allá de la propia noticia de Sinde; parece difícil que John Elliot, miembro de la academia española y de la inglesa, tan elogioso con los respectivos diccionarios biográficos de ambas, pudiera afirmar con rotundidad tal cosa –de hecho en el Diccionario Biográfico de Oxford solo hay un 10 % de mujeres, idéntica problemática-.

Menudo  ataque más gratuito sobre algo acontecido hace un año, ¿no creen? Pues sí, este artículo es un barato y revanchista ataque a la ex-ministra,  pero es que  resulta frustrante que el coletazo feminista quisiera inmiscuirse en lo grueso de una disputa que ya es especialmente hiriente.

César Cervera Moreno

3 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con tu feroz ataque a la ex ministra, guionista de una de las grandes películas de todos los tiempos del cine español, "Mentiras y gordas".
    Que una persona escriba mucho de un tema no es sinónimo de ser el portador de la verdad absoluta. Me refiero a Paul Preston. Me he leído algún libro suyo y numerosas declaraciones y, en algunas, es demasiado sesgado.

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  2. A parte de si es imparcial o no, Paul Preston es autor de algunas de las obras más documentadas y completas del periodo. En todo caso tiene mala fama entre tu gremio (la derecha cerrada), pero leyendo sus libros y sus declaraciones no es para tanto, sobre Carrillo tiene una opinion cercana a la tuya: "Las mentiras de Carrillo sobre Paracuellos son infantiles".

    A veces le pierde el sensacionalismo en sus declaraciones pero no estan sesgado como parece

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  3. No sabía que tuviera una licenciatura en filología clásica, pero vamos, como sea como el doctorado de Camps...

    Muy de acuerdo con lo que has escrito: ¿cómo diantres incluyes a más personajes históricos femeninos si no los hay?

    Cada vez resulta más patente que el zapaterismo fue el lamentable resultado de mezclar Bambi con 1984 de Orwell...

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