2012-01-03

2011, el año en que España se vistió de azul



Son muchos los titulares que podríamos escoger para calificar de forma corta y precisa el año que dejamos. Si fuéramos políticos, nos decantaríamos dependiendo de los resultados obtenidos en las dos elecciones vividas en 2011. Si perteneciéramos a la empresa con más integrantes de este país, es decir, el paro, calificaríamos el año como muy malo, o lo siguiente. Si fuéramos habitantes del pueblo de Lorca o de la isla de Japón, pondríamos como sujeto la fuerza de la madre naturaleza. Si fuéramos personajes del mundo del toreo, no tendríamos palabras para explicar la sinrazón del nacionalismo catalán y su ataque a la libertad. Si fuéramos ciudadanos que habitan en Túnez o Egipto, no dudaríamos en señalar a las redes sociales como un nuevo motor que mueve a las masas humanas del mundo. Si fuéramos algunas de las personas que estuvieron en Sol durante el movimiento #15M, la palabra “indignado” lo diría todo. Si fuéramos del Barcelona o del Real Madrid, cada uno barrería hacia su terreno para defender sus colores. Y si fuéramos… Mejor es ir por partes.

Empezando por España, la palabra cambio define muy bien lo vivido durante el 2011. Las elecciones municipales y autonómicas en mayo era el comienzo de una nueva era política en este país. El PP barría en toda España. Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia, Islas Baleares, La Rioja, Cantabria, Castilla y León, Comunidad de Madrid y, sobretodo, en Extremadura y Castilla la Mancha, dos de las zonas socialistas por excelencia. Cogiendo la segunda, Cospedal ganaba por mayoría absoluta al PSOE de la marioneta de Bono, José María Barreda. El varón socialista que luego ha alzado la voz contra el poder de Zapatero por el derrumbe en las encuestas no se miraba a sí mismo y analizaba por qué un bastión del puño y la rosa en España perdía votantes a raudales. Pero su derrota dejaba al descubierto las vergüenzas del socialismo. La noche electoral del 22 de mayo se podía nombrar como la “noche de las trituradoras”. Miles de documentos se destruían en las distintas consejerías de la región manchega en su capital, Toledo. Empezaban a salir facturas sin pagan en pesetas. Se encontraban las arcas vacías tras derrochar hasta el último céntimo por el partido de los “obreros”. María Dolores de Cospedal llegaba al poder ante una Castilla la Mancha en ruinas, sin nada en sus cuentas, por el saqueo socialistas que durante años ha malgastado a su antojo el dinero público de los castellanos manchegos. Ahora le toca al PP bailar con la más fea y pagar los desmanes del PSOE, como los ordenadores portátiles que se regaló hace tres años a los maestros. Este es el legado del socialismo, de Bono y Barreda, un aperitivo de lo que nos podremos encontrar en Andalucía en marzo si el PP gana al clan de los Chaves y compañía, socialista claro.

Pero justo antes de las elecciones autonómicas y municipales, vivíamos algo insólito en la historia contemporánea de España. Un grupo de personas acampaba en la céntrica Puerta de Sol en Madrid. Al grito de “Indignados” expresaban su malestar por la situación económica y social en la que nos vemos sumergidos. Es lo que se conoce como el movimiento #15M. No se puede llegar a entender esta manifestación sin las redes sociales, en especial, Twitter. Asambleas democráticas en Sol, discusiones entre personas de distintas generación… eran la tónica dominante en los primeros momentos de este movimiento, donde se mostraba su preocupación por la corrupción política, el poder de la banca, el mal funcionamiento de la justicia… Pero, enseguida la política entró en acción. Los políticos de izquierdas se quisieron adueñar del movimiento #15M. Rubalcaba, el ministro de Interior por aquel entonces, les dio toda impunidad. IU manifestaba que Sol era el espejo de sus planteamientos. Mientras tanto, los indignados perdían simpatizantes y el griterío contra políticos del PP y periodistas de medios de derechas, como “Intereconomía” o “Veo 7”, se hacía cada vez más fuerte. Al final, todo ha quedado en una anécdota, sacando una conclusión que ya se sabía: las redes sociales son el nuevo instrumento para mover a las masas humanas, como ha quedado patente en las “Primaveras árabes”. Más tarde hablaré de esto.

El verdadero cambio en este país llegaba en una fecha muy conocida en España, el 20N. Ya en abril, para ser más exactos el día 2, José Luís Rodríguez Zapatero, el timonel que casi nos lleva al naufragio, anunciaba en el Comité Federal del PSOE que no se presentaba a las próximas elecciones de 2012. España respiraba algo más aliviada, pero hasta que no llegó el verano no se atrevió a decir una noticia que se pedía desde las propias filas socialistas, un adelanto de las elecciones, pero llegó. Todo el mundo sabía quién iba a ser el aspirante popular, Don Mariano Rajoy, pero, ¿y del PSOE? ¿Habría democracia como tanto han presumido o seguirían los pasos del “dedazo” que tanto han criticado por ser la práctica del PP? Pues la cúpula del PSOE o los pesos pesados del partido, es decir, los llamados varones, un ejemplo más de la paridad que hay en el partido-paraíso de la igualdad entre hombre y mujer, decidían que Rubalcaba, uno de los personajes más siniestros, no solo de la calle Ferraz, sino de la clase política en general, sería el aspirante en las elecciones del 20N, dejando a la pobre Chacón con las ganas de intentar convertirse en la primera mujer candidata a gobernar España. De todas formas, la catalana se libraba de una buena. Si se hubiera presentado a las elecciones y hubiera obtenido el mismo resultado que su compañero, 110 escaños, su carrera política podría darse por terminada, por muy joven que sea. Con los dos aspirantes conocidos, el tiempo iba pasando y las encuestas seguían dando una mayoría absoluta al PP. Rubalcaba rescataba a las viejas glorias del PSOE, es decir, a Zipi y Zape, a González y Guerra, pero no conseguía ningún efecto. Los socialistas se basaban en la misma consigna, meter a la gente miedo porque viene la derecha, la típica consigna de la izquierda en este país, más vista que el tebeo, pero tampoco parece ser gran cosa. Quedaban pocos días para las elecciones y se celebraba el único cara a cara entre Rubalcaba y Rajoy. Nada de nada, el candidato del PSOE solo dio lástima, empecinado en demostrar la verdadera agenda del PP, como si nos encontráramos en una nueva entrega de la saga de Indiana Jones, pero a la española, “Rubalcaba en busca del programa oculto de Rajoy”. Llega el cierre de campaña de una forma inusual, con el partido que gobernaba asimilando una derrota más que previsible, con un partido en la oposición que se veía triunfador en un escenario donde la crisis económica les va hacer pasar las de Caín, con una ETA fortalecida al presentarse a las elecciones con la nueva marca de Amaiur, y los partidos minoritarios, como IU o UPyD con unas buenas expectativas. Y así fue. Las encuestas está vez acertaban en lo básico. El PP obtenía mayoría absoluta con 186 escaños. El PSOE era castigado con su peor resultado de la democracia, 110 escaños. IU sube como la espuma, 11 diputados. El joven partido de Rosa Díez conseguía 5 diputados. Otros partidos, como CIU, también se beneficiaba de la debacle socialista y de la ley electoral, con 16 diputados. En cambio, el PNV acusaba la presencia de otro partido vasco, consiguiendo 5 diputados. La peor noticia llegaba con Amaiur. ETA alcanzaba el respaldo de los suyos con 7 escaños. Menos mal que el PP se ha mostrado firme y, haciendo cumplir la ley, cosa que Zapatero desconocía en muchas ocasiones, impidió que Amaiur consiguiera grupo propio al no obtener el 5% de votos en Navarra, donde también se presentaba. Si el 20N de 1975 fue un día clave para la historia de este país, donde la democracia y la liberad estaba más cerca por la muerte del dictador Francisco Franco, el 20N del 2011 también puede ser otra fecha clave, donde la derrota socialista y la victoria popular pueden permitir que el fin de la peor crisis económica en décadas esté más cerca, aunque tampoco en esta ocasión seamos muy conscientes.

Dejando, por un rato, España, nos adentramos en un nuevo fenómeno en Oriente Próximo y en los países del norte de África conocido como las “Primaveras árabes”. Este movimiento le dio su origen el joven Mohamed Bouazizi cuando se quemó a lo bonzo delante de las oficinas del gobernador de la ciudad de Sidi Bouzid ante la desesperación al no poder mantener a su familia porque le habían confiscado su carro de venta ambulante, su único sustento económico. Esto provocó una oleada de manifestaciones en numerosos países, siendo las más conocidas en Túnez, Egipto, Siria o Libia. Todos los países de esta zona son gobernados por dictadores, donde sus desmanes son una práctica más, sin sobresaltos. Algunos se mantienen en el poder, otros han caído, como los tiranos de Túnez, Egipto o el “pobre” Gadafi en Libia, donde su asesinato fue grabado por uno de los insurgentes con un móvil con cámara. La “Primavera Árabe”, como he citado anteriormente, no se hubiera podido concebir sin el poder de las redes sociales. Twitter, junto con Facebook, volvía a convertirse en protagonistas. La plaza Tahir de El Cairo, gracias al nuevo poder, se convertía en la plaza mundial de la liberad. Pero dichas revueltas están enfriándose. En aquellos países donde los dictadores han caído y se han producido elecciones, renace una nueva amenaza, más poderosa que la anterior, el islamismo radical. En occidente no nos queremos enterar, pero estas revueltas pueden haber despertado al monstruo islámico más extremista que nunca ha estado dormido del todo, sino en la retaguardia.

Hablando de primaveras, el poder de la madre naturaleza nunca nos dejará de sorprender. Seguro que se han producido muchos fenómenos devastadores, pero me quedo con dos. El 11 de marzo de 2011 era viernes. Después de llegar de la universidad me disponía a comer con mi familia cuando enciendo la televisión y aparecen unas imágenes difíciles de olvidar. Un fuerte terremoto, acompañado posteriormente de un gran tsunami, arrasaba Japón. Las olas de más de 13 metros de altura provocadas por unos temblores que llegaron alcanzar la intensidad 8,9 grados de la escala Richter dejaron un panorama desolador, un paisaje apocalíptico, un balance de 11.000 muertos, 17.000 desaparecidos y la amenaza nuclear, ya que la central de Fukushima se vio seriamente dañada. La pesadilla de Chernobil sobrevolaba otra vez, poniéndose a debate la seguridad de esta energía. Pero si algo hay que destacar, es la grandeza del pueblo japonés. La dignidad y la serenidad con que se vieron obligados a luchar por sobrevivir es ejemplo para la humanidad. Su respuesta a la adversidad es un reflejo de cómo un pueblo unido debe reaccionar cuando la vida te da un duro golpe. Apenas habían pasado dos meses y otro movimiento sísmico volvía a sobrecogernos. Lorca, una de las ciudades más importantes de Murcia, es sacudida con un terremoto de 5,1 grados. Mueren nueve personas, dos de ellas mujeres embarazadas y un niño de 14 años. El 80% del barrio de las Viñas está destruido. 1.200 viviendas demolidas, 33 edificios históricos se ven seriamente afectados y más de 100.000 personas damnificadas. No es Japón, pero la proximidad al ser una ciudad Española nos encogió el corazón por el terrible suceso, sintiéndono que “todos éramos Lorca”.

2.008, 2.009, 2.010 y, como no podía ser de otra manera, 2.011, tienen en común un aspecto negativo, la crisis económica. En España, la cola del paro es interminable. Desde que comencé este artículo, 55 personas han perdido su puesto de trabajo. Un récord alcanzado, una velocidad crucero escalofriante, un parado nuevo cada minuto. El 21,52% de la población que quiere trabajar no puede. Más de cinco millones de parados. Millón y medio de hogares que tiene a todos sus miembros sin trabajo. Casi el 50% de los jóvenes no saben lo que es ganar una nómina. Es el peor drama al que nos enfrentamos. Pero no somos los únicos. En Europa, el euro lucha por sobrevivir. Grecia espera otro préstamo, esta vez de 130.000 millones. Pero la crisis está dejando ver lo que todos sabemos, una Europa desunida, donde hay dos velocidades, una impuesta por Alemania, donde se encuentran los países con menos problemas, y otra por Grecia, donde están las naciones que frenan el crecimiento de los de arriba y, por desgracia, España se encuentra con los griegos.

Uno de los episodios más bochornoso de la “Era Zapateril” es la relación que han mantenido el gobierno y ETA. El PSOE ha pasado de ir a la caza, captura y asesinato de los etarras, como ocurrió con González y los GAL, al diálogo, el amiguismo y trato de favor con Jesús Eguiguren, Patxi López y José Luís Rodríguez Zapatero a la cabeza de esta época nefasta de lucha contra el terrorismo. Es verdad que ETA no ha matado en este año, pero el gobierno ha deshonrado a las víctimas de esta banda de asesinos con sus cordiales relaciones. El colmo lo vivimos justo un mes antes de las elecciones a la presidencia del gobierno. El 20 de octubre ETA anunciaba el cese definitivo de su actividad armada. Desde las filas socialistas se descorchaban botellas ante la alegría por la noticia. Parecía que les había tocado el gordo. Incluso algunos políticos del PP se veían contagiados. Es verdad que es una buena noticia, pero ETA debe seguir unos pasos imprescindibles. El primero, el cese definitivo de la violencia, ya lo ha tomado. Pero les queda unos cuantos. El segundo, la devolución de todo su armamento, tanto material como logístico. Tercero, pedir perdón por todo el daño que han causado. Cuarto, la disolución de la banda terrorista ETA. Y quinto, su entrega ante la justicia para que se les juzgue por sus delitos cometidos. Mientras no ocurra esto, toda celebración es una pérdida de tiempo porque unos asesinos no se merecen la legitimidad que el PNV y parte de la izquierda de este país les concede. Por no hablar de Amaiur, el brazo político de los pistoleros que tienen representación en el Congreso de los Diputados, pero sin grupo propio. Su comportamiento en estos primeros días de la X legislatura deja bien claro lo que son. La pena es que otros países no han corrido la misma suerte. Noruega vivió un uno de sus episodios más negros con la locura de un joven que sembró el centro de Oslo de bombas matando a 8 personas y posteriormente desatar el pánico en la isla de Utoya donde acabó a tiros con la vida de 68 jóvenes socialdemócratas.

Si hay algo que nos une a la inmensa mayoría de los españoles, aunque algunos se empecinen de forma ridícula en negarlo, es la religión cristiana. Y qué mejor manera de demostrarlo que no esconder las creencias. En el mes de agosto Madrid se convirtió en la capital mundial de la fe. Benedicto XVI estuvo unos días, se reunió ante más de millón y medio de jóvenes de todo el mundo, pues se celebraba las jornadas mundiales de la juventud, conocidas como la JMJ. Las palabras del Santo Padre de “No os avergoncéis” resonaron en los más profundo de nuestras almas. El Vía Crucis que se celebró en Cibeles y el Paseo del Prado con 14 imágenes traídas de ciudades distintas de toda España y la tormenta que descargó con fuerza en la explanada de Cuatro Vientos cuando se estaba celebrando una misa multitudinaria como colofón de las JMJ fueron los dos momentos más emocionantes vividos en estos días de fe y alegría. Además, tampoco podemos obviar el gran impacto económico de 354 millones de euros para España en unos días.


En deportes, como madridista que soy, lo más importante del año fue cuando Casillas levantó la Copa del Rey tras dieciocho años de sequía blanca en este torneo futbolero. Ya en serio, aparte de esta victoria por parte de los merengues, el fútbol volvió a rendirse a los pies del Barcelona, ganadores de la mejor liga del mundo, la Champions Ligue, la Supercopa de España y la Supercopa de Europa. En baloncesto, los Gasol, Calderón, Navarro y compañía, es decir, la mejor generación que hemos tenido en España de baloncesto, ganaron el Eurobasket. En ciclismo, Contador ganó su tercer Giro y un desconocido para la mayoría de la afición, Juanjo Cobo ganaba la Vuelta a España, edición especial de la ronda española porque volvían los ciclistas a pedalear por carreteras vascas, plantándole cara al nacionalismo vasco y dando una alegría a una de las mejores aficiones ciclistas en España. En el Tour no tuvimos tanta suerte pero, al fin, ganaba la eterna promesa, el australiano Cadel Evans. También hemos tenido dos tristes noticias, la muerte del ciclista Xavi Tondo en un accidente doméstico y la retirada de un grande, Carlos Sastre. En tenis Nadal nos tenía muy mal acostumbrados, celebrando sus finales antes de jugarlas, pero este año el buen juego no era para el español, sino para el serbio Djokovik, aunque España ganaba en Diciembre a los argentinos su quinta Copa Davis.

En definitiva, 2011 ha sido un año intenso, con algunos episodios históricos, como la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, con el único objetivo de destruir cualquier símbolo que se identifique con España en dicha comunidad autónoma, aunque se atente contra la libertad de expresión. También ha sido un año de grandes bodas, como la vivida en el Reino Unido, con el enlace en Buckingham Palace del primogénito del príncipe Carlos, Guillermo con Catalina Middleton. También el heredero del trono monegasco contrajo matrimonio con la nadadora Charlene Wittstock, aunque esta historia no parece tan feliz como la anterior. Pero la boda de todas las bodas del año pasado fue, sin duda, la celebrada el 5 de octubre en Sevilla. La mujer que más títulos nobiliarios posee en todo el mundo, la española y andaluza Cayetana de Alba contrajo sus tercereas nupcias con Alfonso Díez. Es la Duquesa de Alba en estado puro que, a sus 85 años, no se rinde y quiere seguir siendo genio y figura, sin obviar un carácter único y algo singular. Sin dejar el periodismo rosa, 2011 es el año en que Sarkozy y Carla Bruni se convierten en papás, depositando la cigüeña en los Campos Elíseos un bonito bebé. También es el año del límite de velocidad a 110 en las autovías españolas, polémica medida que tomó el gobierno de Zapatero para ahorrar en el consumo, aunque duró poco tiempo. Es el año en el que Gallardón, por fin, se ha convertido en ministro, dejando el ayuntamiento de Madrid más endeudado que nunca, dejando paso a la mujer del ex presidente Aznar como la primer alcaldesa de la capital de España. Ahora los atascos de Madrid pasarán a llamarse embotellamientos. El año en el que todos nos quedábamos acongojados mirando la espeluznante cogida que sufría el diestro y banderillero Padilla en Zaragoza. El año que la rabia nos subía por las venas al ver como unos asesinos se burlan de la justicia española, como es el juicio por el vil asesinato de Marta del Castillo. El año del pepino. Y despedimos 2011 con la muerte de del tirano de Corea del Norte, Kim Jong-il, provocando en sus paisanos el peculiar llanto sin lágrima. Pero, sobre todo, el caso estrella, el tema estrella en todos los corrillos y conversaciones de estas Navidades, el caso Urdangarín. Si algo tiene de positivo las fechorías del Duque de Palma, el primer miembro de la Casa Real investigado y acusado por corrupción, es el refuerzo a la monarquía. El discurso de Don Juan Carlos I en Nochebuena apelando a la igualdad de todos ante la justicia ha sido muy bien acogido por el pueblo español y por los políticos, brindándole uno de los mayores aplausos a Sus Majestades los Reyes de España en el Congreso de los Diputados en la iniciación de la X legislatura. Por eso, termino con esta foto, todo un símbolo de nuestra historia, donde el Rey da las gracias a nuestros representantes, es decir, inclina la cabeza para ponerse a nuestro servicio, al servicio de España.

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